Cuentan las leyendas que el gato cartujo fue adoptado por los monjes del monasterio francés Le Grand Charteux. Estos religiosos eruditos de la orden de los Cartujos empezaron a criar a esta raza de mininos para controlar los roedores que podían acabar con sus manuscritos. Debido a la convivencia con esos animales en aquellos templos silenciosos y espirituales el gato cartujo es discreto, poco maullador y muy calmado. Disfruta durmiendo largas siestas pero cuando se levante no dudará ni un momento en apuntarse a los juegos improvisados que le hagas. El gato Chartreux al igual que su pariente inglés el british shorthair es musculoso, de anchos mofletes y parece estar siempre sonriendo.
